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El bingo es realmente un juego de azar, ya son pocas o ninguna las cosas que podemos hacer para alterar las probabilidades de que salga una u otra bola.
Sin embargo, hay algunas cosas básicas que podemos hacer para inclinar levemente la balanza a nuestro favor. En esta entrada le brindaremos algunas estrategias interesantes que intentarán que la suerte le acompañe.
– Decida cuantos cartones va a jugar. No todos los sitios tienen las mismas reglas, lo interesante es que pruebe varios antes de decidirse a jugar en uno concreto de forma habitual.
– Juegue menos cartones. Aunque comprar más cartones amplía sus probabilidades, rápidamente disminuye su tiempo de juego (ergo diversión) y especialmente su capital disponible. Es mejor ganar habiendo jugado 3 cartones, que habiendo jugado 15.
Cuando se unificó Italia en 1530, se creó una lotería. Esta lotería semanal se convirtió en un evento muy popular cada sábado, lo que ha propiciado que, desde ese año, hayan sido contados las semanas en las que no se ha celebrado el evento.
Llegado el año 1778, dicho evento traspasó fronteras, llegando a Francia, donde también gustó y fue modificado, llegando a parecerse más a lo que hoy en día conocemos como lotería. Los cartones se dividieron en 3 filas horizontales, y 9 filas verticales. Sobre el año 1800, la popularidad de los juegos basados en la lotería creció y se propagó por toda Europa. Se crearon variantes del juego de corte educativo, para ayudar, mediante el juego, a aprender a los juegos, por ejemplo a deletrear, o a memorizar las tablas de multiplicación.
Lo que en su día comenzó como la lotería italiana, acabó recalando en América, a través de un carnaval itinerante alemán. el promotor de dicho carnaval, supo ver el valor de entretenimiento que tenía el juego, y tenía una carpa en su circo dedicada a este juego, realizando ciertos cambios en el juego para simplificarlo. Por ejemplo, se permitía completar las líneas de forma vertical, horizontal e incluso diagonal. Además, le cambió el nombre a “Beano”. Mientras su compañía viajaba por Atlanta, sobre 1929, un vendedor de juegos, Edwin S. Lowe, visitó la feria a una hora muy temprana, al salir de una visita comercial, y se encontró que sólo la tienda de Beano estaba abierta, y llena de jugadores, tanto que le fue imposible participar en el juego, pero sí pudo apreciar la excitación y diversión que causaba la gente entre el público presente.
Existen multitud de jugadores novatos que pueden aprender valiosas lecciones de jugadores de bingo más experimentados. Jugadores avanzados pueden recomendar mantener una serie de buenos hábitos a la hora de jugar al bingo.
Los jugadores de bingo deberían siempre asegurarse de llegar temprano a la sala de bingo. Llegando temprano, pueden conseguir el mejor asiento, o su asiento favorito. También podrán asegurarse que se sentarán en la zona de fumadores o de no fumadores, la que prefieran. Obviamente, sentirse cómodo, ayuda en cualquier juego.